MONUMENTO A CURROS ENRÍQUEZ

Coruña

Granito

1934

Monumento que se hace por concurso nacional; en un primer momento no es Asorey el elegido pero tras discusiones y propuestas es el encargado de llevarlo a término siendo designado por el alcalde y el presidente de la Academia. Es inaugurado por Alcalá Zamora en 1934.

Destaca la combinación de grandes masas y huecos además de la composición con marcado acento ascendente. El monumento tuvo un presupuesto de 60000 pesetas y está inacabado, puesto que sólo las piedras del basamento, su transporte y colocación, se llevaron gran parte de esta cantidad.

El marco para la composición central está formado por grandes bloques pétreos a modo de dólmenes celtas, separados del centro y aportando altura, a lo que contribuye la actitud de la mujer con los brazos alzados.

La base es entendida para un emplazamiento "rústico"; el agua cae entere las piedras entre cuyas grietas se sitúan elementos típicos de la flora galaica como el maíz, el tojo y el pino. A su lado aparecen unas figuras monstruosas que conectan con el basamento del Pórtico de la Gloria y en el caso que nos ocupa simbolizan los males de Galicia: el caciquismo, la usura y la injusticia, combatidos por Curros en su obra y en su vida. Aplastándolos se yergue la figura del poeta, de 3, 30 metros, tocado con una capa y con la lira en las manos, con la que buscaba " castigos prós verdugos, prós márteres coroas".

A sus lados unos altorrelieves representan la vida de la aldea; de un lado aparecen los aplastados por el peso de los frutos y de la dureza del trabajo, los que empuñan los útiles de labranza y que se vuelven dando la cara ante las representaciones de los impuestos, avanzando con ímpetu, la Galicia luchadora. Esto se acentúa con el trabajo enérgico de los cuerpos y la figura del buey, alusiva al Universo. Del lado opuesto encontramos la dulzura representada por la agricultura y las figuras femeninas encuadradas por la figura del caballo. Son una nueva apoteosis de la mujer gallega; en primer lugar encontramos a la madre con el hijo, donde destaca el trabajo de los paños ceñidos al cuerpo. Tras este grupo aparecen otras dos mujeres que representan el trabajo del campo pues portan un yugo (algo que ya veíamos en la SANTA) y una hoz, ante las cuales las espigas y las flores redundan en el concepto del campo.

Sobre este grupo se yergue la apoteosis de Galicia, mujer desnuda con los brazos elevados al cielo. Su torso está trabajado rotundamente siendo de enorme plasticismo.

En la parte trasera Asorey reserva una oquedad, enmarcada también por dólmenes destinada a acoger una representación de la Virxe do Cristal, que no llegó a realizarse.



 
 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
 

 

 
  
 
La historia del monumento arranca poco después
de la muerte de Curros, puesto que se solicita el traslado del cadáver desde la
Habana a Coruña: así la Academia Gallega y la Asociación de la Prensa,
presididas por Murguía y Casás respectivamente, inician las gestiones para erigir
un monumento a modo de mausoleo. La Asociación de Prensa organiza una velada
necrológica poniendo a la venta los billetes de asistencia y buscando
colaboraciones de personalidades como Vicenti, Linares Rivas O Murguía,
obteniéndose 2000 pesetas cuyo destino es iniciar la suscripción para el
monumento.

Entretanto
nace en Buenos Aires la "Comisión Curros Enríquez" destinada a ofrecer un
póstumo homenaje al poeta, para lo cual hacen un llamamiento a los emigrados a
sumar cuotas para erigir en Coruña las "Escuelas Curros Enríquez", recaudándose
16000 pesetas remitidas a Coruña. Por su parte "El Diario DE la Marina" de La
Habana inicia una colecta para adquirir un monumento funerario ofrecido por el
escultor Huertas que se emplazaría en el cementerio o en los jardines de la
futura escuela.

En 1908
se crea en Coruña una comisión presidida por el alcalde Lens, la Academia
Gallega, la Asociación de Prensa y la academia de Bellas Artes para recaudar
fondos para el monumento y el grupo escolar, no obteniendo los resultados
esperados, con lo cual el proyecto queda en el olvido.

Más
tarde la Academia gallega y su correspondiente en Buenos Aires, Davila, siguen
intentando unificar ideas y las sumas ya recaudadas. Así se logra en 1921 un
acuerdo en que se establece que el dinero no se dedique ni a una escuela ni a
un panteón, sino a un monumento para cuya ubicación se propone la plaza de
Orense. Se abre un concurso de artistas españoles en el cual tiene absoluto
poder la junta de gobierno de la 
Academia. El fallecimiento de su presidente Murguía supone un nuevo
retraso.

Su
sucesor Martínez Salazar da un renovado impulso al proyecto; así el 27 de marzo
de 1922 se pide al ayuntamiento que designe la ubicación del monumento, estando
unificadas todas las donaciones, alcanzándose la cifra de 50744,45 pesetas.

El
ayuntamiento designa en abril de ese mismo año los jardines de Méndez Núñez
como emplazamiento, así como el uso de granito gallego para el monumento, el
cual debe tener espacio para depositar una urna con las cenizas del poeta. Se
preparan pues las bases del concurso, colocándose la primera piedra el 22 de
julio de 1923. Sin embargo el fallecimiento de Salazar supone una larguísima
demora, habiendo que esperar a 1927; el 7 de marzo de 1927 la junta de gobierno
de la Academia con Rodríguez González, Estrada y Martínez Moras al frente
convoca el concurso de proyectos, que el jurado a fecha 7 de septiembre,
declara desierto.

Al año
siguiente, coincidiendo con el aniversario de Curros Enríquez, se convoca el
segundo concurso, concretamente el 11 de agosto. El jurado, compuesto por el
Marqués de Figueroa, Sotomayor, Palacios, Lloréns y Rodríguez González, otorga
el primer premio a Asorey. Se firma entonces el pliego de condiciones, pero la
obra no se concluye en el plazo previsto debido a la enfermedad de Asorey, el
cambio de emplazamiento aconsejado por los técnicos, la huelga de obreros, y el
gasto de las 60000 pesetas entregadas a Asorey solo en piedra y mano de obra.
Ante estas dificultades el ayuntamiento, con González Ferrín al frente, hace un
llamamiento a la Academia para que colabore económicamente, cosa que hace
pagando la cuantía del segundo premio y aportando la cantidad que falta para la
conclusión, la cual tiene lugar en 1934