ALTAR DE CHACARITA
Boceto en
escayola
1944
99x103x25 cm
Depósito de la familia Asorey en el Museo do Pobo Galego
Grupo de la Piedad. En él Asorey está claramente influido por el Románico y más concretamente por el Pórtico de la Gloria, pero también por la geometría impuesta por el cubismo. El grupo está concebido como una cruz; en la obra definitiva cambia la orientación de Cristo, de derecha a izquierda.
La figura de María es frontal y sedente; recoge sus manos a la altura del pecho partido por el pliegue de la túnica; la composición enlaza claramente con la figura de Santiago apoyado en la Tao del Pórtico de la gloria; sobre ella vuelan los ángeles y aparecen símbolos con el sol y la luna acomodándose al espacio, otro recurso del Románico y más concretamente, de los tímpanos.
El Cristo yacente es otro ejemplo de primitivismo, del que el sudario es desplegado por dos ángeles desde las columnas del baldaquino, haciéndole cruzar rígidamente el espacio. El rostro es de factura popular, la anatomía, expresionista, a base de paralelas y juegos en los paños, que se acrecientan en la obra definitiva gracias a la policromía.
La obra definitiva se compone de un frontal con arcadas sobre columnas de fuste de granito negro de La Esclavitud y capiteles de piedra blanca de Vigo, ante un fondo rojo de piedra del Faramello. Para la mesa utiliza piedra blanca de Castrelos, con lo cual consigue una policromía en la que está "representada" Galicia.
El altar está flanqueado por dos pares de fustes rojizos, de piedra de Porriño, rematados por capiteles decorados con elementos vegetales que nos vuelven a evocar el Pórtico de la Gloria, al igual que los ángeles cuyos rostros, paños y el detalle de las perlas cuyo modelo son los jóvenes con los instrumentos de la Pasión del Pórtico compostelano. Su piedra blanca y fina contrasta con la oscuridad de la piedra negruzca de La Esclavitud, que compone la arcada superior. El color sepia de tres castilletes de piedra del Faramello consiguen darle mayor cromatismo al conjunto que sirve
de marco al grupo de "La Piedad".
Sobre la mesa del altar aparecen cuatro columnas sustentantes de granito gris de PonteMaceira y blanco de Pontevedra; el paralelismo con el Pórtico se vuelve a hacer patente por el trabajo de los relieves frente a la superficie pulida de fondo.
Otro antecedente para la columna central es el árbol de Jessé, pero con modificaciones figurativas: en la base Jessé es sustituido por Suevia, que trabaja en un telar: representa de nuevo el matriarcado, la Galicia madre presidiendo la vida de pueblos y aldeas. Entre la decoración vegetal aparecen los símbolos de "Fortuna y cizaña" representados por una figura masculina, la del marinero gallego. Sobre este conjunto aparece la personificación de la muerte: el hombre moribundo se vincula a la vida con el Testamento, representado por un profeta con rollo y birrete, mientras la Religión le promete la inmortalidad. La figura está marcada por el patetismo, la cabeza moribunda se vuelve melancólica hacia el más allá, mientras que los paños se ciñen al cuerpo en forma de mortaja. Este grupo a su vez se corona con una figura de Mujer (con forma de cruz) que porta el tarro de la última unción.
El remate es un capitel donde el alma desnuda disfruta de la bienaventuranza entre dos ángeles cuya silueta elíptica recuerda a las mandorlas románicas: mientras en los laterales se representa la vuelta del emigrante a la tierra que le vio nacer a través de elementos simbólicos de tradición jacobea como la barca o el carro de bueyes, vehículos destinados a la carga de los cuerpos, dirigidos por dos figuras de clara inspiración postcubista.